Muchos prestigiosos investigadores del management, desde Warren Bennis a Jim Collins, admiten que pueden describir qué hacen los líderes y las organizaciones excelentes que sobresalen por encima de las demás, pero no pueden conocer cómo se desarrolla el liderazgo y su nivel de efectividad, que incluye por supuesto los resultados. Esto es debido a que gran parte del juego se decide en el INTERIOR de las personas y de las organizaciones.
Siguiendo a Ken Wilber, que ha integrado todos los conocimientos y modelos psicológicos de todas las culturas y civilizaciones en un meta-modelo, nos habla de los cuatro cuadrantes y fases del cambio hacia la excelencia. Hay que partir del Cuadrante 1 y trabajar en el INDIVIDUO a nivel INTERNO (psicológico, cognitivo, espiritual y de Consciencia) para poder impactar de forma efectiva y sostenible en el Cuadrante 2, que son los aspectos EXTERNOS a nivel INDIVIDUAL, tales como las habilidades, comportamiento y el máximo rendimiento.
De esta forma podremos provocar el cambio a nivel INTERNO en el COLECTIVO de las personas que trabajan en la empresa y que se produce en el Cuadrante 3. Una vez se ha producido este cambio podremos implementar cambios con éxito y sostenibles en la cultura, los procesos de trabajo, los procedimientos y el diseño organizacional (Cuadrante 4).
Así pues, el “juego interior” (la Consciencia) dirige el “juego exterior”, que son las habilidades, competencias, comportamientos y procesos efectivos. El liderazgo excelente tiene más que ver con el carácter, el coraje, convicciones, con modelos mentales, creencias y asunciones y sobre todo con auto-conocimiento, con el nivel psicológico y espiritual y la Consciencia.
«La Consciencia es el Sistema Operativo del desempeño. Para lograr mejor desempeño, debemos reestructurarnos y pasar de una estructura Reactiva (“juego exterior o defensivo”) a una estructura Creativa (Sistema Operativo interno).»
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