Conoce a Juan Bartra
¡Buenos días! Soy Juan Bartra, fundador de Propósito y Compromiso. La historia nos define y nos hace quiénes somos. Y yo no soy menos. Por ello me gustaría explicarte mi historia y cómo he llegado hasta aquí.
Nací en Barcelona y soy de la generación baby-boomer. Como la gran mayoría de los que nacimos en aquella época, fui educado en los valores del esfuerzo, del sacrificio, de la lealtad, del respeto a la autoridad y en la promesa de que haciendo lo correcto siempre podríamos optar a una carrera profesional ascendente y a ganarnos mejor la vida. Como puedes ver, es obvio que muchas cosas y creencias han cambiado en los últimos años.
Durante 27 años tuve la gran suerte de poder trabajar para la pequeña y mediana empresa familiar y también para multinacionales y lo que yo llamo multinacionales-familiares, en muy distintas posiciones y áreas geográficas. Como muchos en aquella época, no había tenido la posibilidad de viajar en la adolescencia y el mundo laboral me brindó la increíble oportunidad de con 29 años ir a vivir como Director General a Mexico y a continuación también a Austria, Alemania y Países del Este de Europa. Gracias a ello descubrí un montón de cosas, como que el trato con otras culturas me apasiona y se me da bien, que satisface mi indomable curiosidad y me enriquece muchísimo.
Y también le estoy enormemente agradecido al mundo de la empresa porque me permitió experimentar muchos períodos de tiempo que la vida profesional puede no ser un compartimento estanco, sino tener un Propósito y unos valores que la hacen un vaso comunicante con las otras esferas de la vida personal y la enriquecen.
Entonces afloran los talentos, el compromiso, la confianza, la responsabilidad, la creatividad, la intuición y un montón más de beneficios para la persona y la empresa.
Hace unos cinco años sentí que mi vocación había cambiado.
Realmente se fue fraguando antes, cuando durante un largo proceso la propiedad de la empresa dejó de tener interés en el área de negocio de la cual era responsable y empezamos a no recibir apoyo interno, ni recursos, ni financiación. Fue algo muy sutil, pero poco a poco nos empezamos a sentir arrinconados, ignorados, hoy en día seguramente se definiría como ciber-bullyng.
Creo y siento que hay pocas cosas que puedan causar más estrés continuado y desasosiego que trabajar duro para algo que sabemos que importa bien poco a nadie y que además no tiene ningún sentido.
Mientras tanto tuve la inmensa fortuna de que la vida puso en mi camino algunas personas con experiencia y conocimientos de inteligencia emocional, de crecimiento personal; personas espirituales con éxitos profesionales importantes y que irradian bienestar. Me sentí atraído por su vida y quise aspirar a ser un poco como ellos. Gracias a estos aprendizajes empecé a salir de mi zona de confort, que hasta entonces no tenía idea de cómo hacerlo, y a despojarme del victimismo.
No podía cambiar las circunstancias, pero sí cómo gestionaba las circunstancias y eso a la postre cambió mi situación vital y mejoró mi efectividad profesional.
Con un relevo generacional en la empresa fui despedido sin motivo ni explicación salvo el de que no cuadraba en los nuevos planes. Me sentí descolocado unos pocos días, pero el trabajo que venía realizando de auto conocimiento personal y de salir de la zona de confort empezaron a dar sus réditos. Pronto conecté con mi nuevo Propósito vital.
Mi principal motivación al fundar Propósito y Compromiso ha sido crear metodología y herramientas para contribuir a que las personas y las empresas estén conectadas y vinculadas por el compromiso, que tiene que ver muchísimo con el corazón y el alma. Me desborda de ilusión el hecho de contribuir a que las empresas y los equipos puedan dar sentido al trabajo porque es dárselo a nuestra existencia, crear una existencia más plena, generar bienestar en nuestro círculo de influencia (amigos, familia, colaboradores) y más y mejores resultados para la empresa. Lo contrario es una de las grandes fuentes de estrés y de un gran vacío y desasosiego. Este es motivo suficiente para pasar a la acción con una convicción a prueba de todo.