“En las entidades bancarias, compañías de seguros y las fintech se está empleando muchísimo más tiempo en acordar los patrones de colaboración y de consenso entre las partes involucradas (y sus bases de datos) que en implementar la parte tecnológica del blockchain. Sin lograr la colaboración y consenso es inútil intentar implementar nuevos modelos de negocio mediante el blockchain“. Esto comentaban los ponentes invitados en una de las mesas redondas de la fantástica XXVIII Jornada Anual ASSET (Asociación Española de Financieros de Empresa).
Existe todavía un cierto movimiento de inercia de las antiguas organizaciones, pero el nuevo futuro lo están dibujando la nueva tecnología blockchain. Tanto los blockchains públicos como las privados son una muestra de este mundo futuro que estamos dibujando. Estamos en la llamada 4ª revolución industrial, en la cual el modelo de mando y de control que se instauró en las organizaciones para apoyar la revolución industrial ya no funciona. Se deben transformar en organizaciones híbridas capaces a la vez de tener estructura y de funcionar por proyectos (líquidas) y con las personas como nodos que se autogestionan en entornos sistémicos.
Como cada vez está siendo más divulgado, el blockchain es un sistema basado en la descentralización de la identidad, la COLABORACIÓN, la confianza y el consenso, una red que funciona sin que nadie la observe y sin que ninguna institución pueda imponer su criterio al resto.
Se basa en un delicado equilibrio entre los desarrolladores de nuevas funcionalidades del protocolo y el uso que hacen los usuarios. Requiere del apoyo significativo de la comunidad y que se pueda escrutar su funcionamiento interno.
Una cadena es fuerte y veraz para el sistema completo en la medida de que el usuario final (el eslabón más débil de la cadena) no renuncia a su derecho a estar seguro y concibe que su propia seguridad es importante para miles de usuarios que actúan coordinados con determinadas pautas y conductas. De este modo permite, entre muchas cosas, la toma de decisiones en tiempo real, la producción de miles de configuraciones de un producto a costes de producción masiva e incluso un entorno de trabajo colaborativo entre empresas competidoras.
Los blockchains son una invitación a experimentar el “caos” autorregulador de una organización que nadie controla completamente y en la que todos participan en ella son responsables de la misma. Igual está sucediendo con las organizaciones. Podemos de este modo trazar un paralelismo entre lo que sucede en el protocolo Bitcoin, donde la responsabilidad primera y prioritaria de cualquier nodo es la AUTOGESTIÓN, y el hecho de que también cualquier persona puede, con la AUTOGESTIÓN, operar como un buen nodo dentro de la cadena de valor de la empresa y potenciar la COLABORACIÓN. Se trata de gestionar nuestra integridad, carácter, ética, conocimientos y comportamientos altruistas.
Para Dee Hook (ex CEO VISA), filósofo de la descentralización en las organizaciones, sin conocernos a nosotros mismos es difícil que podamos gestionar, ayudar o apoyar a otros por las razones correctas.
Muchos pioneros de la tecnología blockchain en Sillicon Valley, como Naval Ravikant (fundador de AngelList) y Balaji Srinivasan(startup Bitcoin 21 Inc), y también Loic Le Meur (Le Web) insisten desde hace tiempo en la importancia del AUTOCONOCIMIENTO y la meditación para ser CONSCIENTES y poder AUTOGESTIONARNOS y de este modo ser UN BUEN NODO de la empresa donde trabajamos y de nuestro entorno y poder empatizar con el resto de personas (nodos).
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