Estudios de los últimos 20 años realizados por neurocardiólogos y el HeartMath Institute, entre otros, nos muestran que cuando la mente y las emociones están alineadas sincrónicamente con el corazón, experimentamos un flujo de mayor conciencia, intuición y por supuesto una mucha mayor productividad.
Esto es porque el corazón puede intervenir como actor principal de esta sincronía mediante las cuatro conexiones que tiene con el cerebro, que son muy tangibles y verificables:
- una es electromagnética y de gran potencia (como un gran wiffi del cuerpo)
- otra nerviosa (a través del nervio vago)
- una bioquímica (mediante la producción de hormonas, algunas en mayor cantidad que las que produce el cerebro, como la oxitocina)
- y el ritmo cardiaco que afecta a todas las células del cuerpo.
La Inteligencia del Corazón es un recurso muy práctico que nos permite aumentar esa sincronía y nuestra capacidad para superar las reacciones y percepciones que tenemos cuando estamos en ´´piloto automático´´. Lo hace logrando que estemos más atentos y conscientes de lo que sucede y de lo que nos sucede.
La Inteligencia del Corazón nos puede ayudar a tomar decisiones más inteligentes e intuitivas porque potencia el hemisferio cerebral derecho, que está relacionado con capacidades intrínsecamente humanas como la intuición. Éstas hasta el presente han sido completamente relegadas frente a todo lo que son capacidades analíticas y racionales (hemisferio cerebral izquierdo).
La intuición, realmente, se produce cuando estamos conectados con nosotros mismos y los demás; concretamente mediante la ínsula, que se aloja en el cerebro límbico. Cuando la activamos, nos conectamos con las emociones de los demás y con las sensaciones de nuestros órganos, lo que nos permite percibir señales que de otro modo no.
Además, la intuición es un proceso automático y espontáneo, pero puede ser mejorada a través de la práctica y la exposición continua a situaciones similares. También mediante la regulación de la frecuencia cardíaca y la coherencia en el ritmo cardíaco porque desde el corazón podemos respirar emociones de alta vibración que envían señales al cerebro límbico y éste alinear los pensamientos con un estado de más coherencia, de donde surge la intuición.
Mientras que la intuición de un sistema de Inteligencia Artificial (IA) se basa en un conjunto de reglas y algoritmos programados, la de un humano tiene que ver más con una Inteligencia Humana (IH). En palabras de Jaggi Vasudev, conocido como Sadhguru, “así como existe una ciencia y una tecnología que son humanas para crear comodidad y confort externos, existe toda una ciencia y una tecnología para crear bienestar interior y no hay que creer en ella, solo aprender a usarla”.
La Inteligencia Emocional y la Inteligencia del Corazón son parte de la Inteligencia Humana (IH) y conceptos que han sido objeto de investigación científica. Ambos, junto a la neurociencia, tienen una base científica sólida, aunque el grado de evidencia empírica puede variar.
Sin embargo, si aún a fecha de hoy algunos investigadores cuestionan la definición, el alcance y la fiabilidad de las medidas empleadas para evaluar la Inteligencia Emocional, ¿cómo no van a cuestionar mucho más la Inteligencia del Corazón? Probablemente va a ser cuestionada durante mucho más tiempo.
Solo depende de nosotros emplear la Inteligencia del Corazón la para lograr un mayor bienestar y eficiencia, mejor toma de decisiones e intuición, al igual que la Inteligencia Emocional; y no esperar décadas a que algún día acaben por corroborar lo que ahora ya hay fuertes indicios de que así es.
MÁS NOTICIAS
Empresas Vibrantes: Compromiso y flexibilidad de las personas y equipos.
LEER MÁSLa inevitable transformación empresarial para un buen desarrollo sostenible.
LEER MÁSAplanar la curva mucho antes de cruzar la línea roja
LEER MÁS